Características de la Verdadera Devoción al Corazón de Jesús

2.- Características de las Verdadera Devoción al Corazón de Jesús

2.1.- Cuando hablamos de las características de la Verdadera Devoción al Corazón de Jesús, Jesús nos dice que la primera característica es la de seruna mística para nuestro tiempo”, un camino que puede ser vivido por todos, al alcance de todos, porque es Dios de quien parte la iniciativa[1] y quiere establecer una relación con nosotros para regalarnos sus dones místicos.

La finalidad es “hacerse uno Eucaristía y recibir el Amor de Dios hecho Eucaristía. Es en lo que consiste esta vía, este Camino (la VDCJ).[2]

En los “Dictados de Jesús a Marga”, Dios llama a la Humanidad a su unión esponsal mística eucarística. Y lo revela como un Camino especial:

«Es un Camino diferente en la Iglesia. Un Camino que no es que anule lo anterior, sino que revela (manifiesta) algo nuevo. 

Que cogiendo lo anterior válido, se sigue elevando hacia el Fin último del hombre sobre la tierra, que es la Unión Mística con el Amado, con el Hombre, con el Hijo del Hombre Eucaristizado.» [3]

Parecería que, por la complejidad y profundidad de estos mensajes, está reservado solo a consagrados y de ellos, solo a los contemplativos y místicos, y que eso casa poco con algo al “alcance de todos”, pero Jesús nos dice que es fácil, que es un Camino que Él ha abierto para todos con su Sacrificio en la Cruz.

«¿Te digo cómo tienes y tenéis que hacer ese trabajo? Es fácil. Consiste sólo en venir a Mí.[4]Venir a Mí en mi Tabernáculo eucarístico, pasar largos ratos de adoración.

Aquí, lo que hago Yo es transformaros; tiene lugar el milagro de la transformación de mentes y corazones en Dios, de la verdadera conversión a Él». [5]

Posteriormente Jesús explicaba la otra pieza clave de esta transformación: la Comunión:

«En vuestras Comuniones diarias Yo os asimilo y vosotros me albergáis, me tenéis. Y realizo así el cambio de corazón, la metanoia, la conversión, vuestra conversión verdadera a la doctrina y a la Verdad de Dios Nuestro Señor; vuestros criterios y actuaciones según el Evangelio, vuestro descubrimiento de vuestro proyecto de vida de Dios-con-vosotros y las fuerzas y las directrices para llevarlo a cabo.» [6]

¿Cuál es la finalidad de todo esto?: Preparar a las gentes para ser primicias del Reinado Eucarístico:

 « He de preparar aquí a las gentes en sus almas a unirse a Mí plenamente en mi Pasión,
Muerte y Eucaristización de la Iglesia, antes de mi Resurrección y el Reino Celeste.

En el Reino en la tierra es una Eucaristización de las almas.

Por eso es el Triunfo de mi Eucaristía, el Reinado Eucarístico, donde Yo sea uno con ustedes en la consecución del Cuerpo Místico Eucaristizado de mi Iglesia.

Todavía no es la Resurrección de mi Iglesia: es su Eucaristización.» [7]

2.2.- La segunda característica es la humildad y la sencillez

 « Con esta humildad y sencillez Yo puedo manifestarme, porque Dios revela sus cosas a los sencillos, a los sencillos de corazón, y evita a los soberbios y orgullosos.[8]

Los que son considerados nada y se creen a sí mismos nada: a ésos me manifestaré.

Porque primero, para que quepa Dios en vosotros, tenéis que haberos desposeído de vuestro “yo”.

Si te buscas a ti mismo, nunca jamás podrás encontrarme.

Si vienes Conmigo por lo que tú vas a conseguir para ti, nunca jamás me encontrarás bajo esta advocación: La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús.» [9]

 Podemos preguntarnos: ¿de verdad es tan importante la humildad? Pues sí, porque el orgullo y la soberbia de la vida,[10] son la fuente de todos los males. Ese es el pecado original de nuestros padres y el pecado de los ángeles caídos. Luzbel le dijo a Dios: “No te serviré”,[11] y cayó del Cielo,[12] junto con miríadas de ángeles caídos que le siguieron.

Jesús lo deja muy claro:

«La principal labor de un soldado es la obediencia. La principal virtud: la humildad.» [13]

 Ésta es una lucha que tendremos que mantener en la tierra durante toda la vida, porque está en nuestra naturaleza caída la inclinación del orgullo. Aunque hagamos una o mil mortificaciones, que siempre ayudan, nunca nos libran totalmente de la tentación:

«Uno no está nunca libre de la tentación. Y por eso para todo es: “mas líbranos del Mal/Maligno”. ¿O acaso alguno no debe rezar el Padre nuestro?

Ah, querida… Tened cuidado, mucho cuidado con vuestro orgullo. Ésta es la peor tentación. Y sigue siendo la tentación de mi Iglesia. La de todos. Que nadie se excluya. » [14]

De ahí que Jesús nos recuerde que la principal lucha que tendremos en nuestra vida espiritual es contra esa tentación constante de “dejar de vernos” a nosotros mismos como criaturas y pensar que “solos podemos con nuestras propias fuerzas” y no con las armas y las fuerzas de Dios.

«Por eso, la principal batalla que emprendéis es contra el orgullo. De vuestro orgullo.

Y veo una y otra vez, en unos y otros miembros de mi Ejército, que en esa primera etapa caen, y caen, y caen… y algunos para no levantarse jamás.» [15]

 3.3.- La tercera característica es hacer y vivir la Consagración al Corazón eucarístico maternal de la Virgen María para culminar consagrándose en oblación total al Corazón Eucarístico de Jesús.

Consagración a Ella. Acogiéndola como Madre, pero poniéndose en sus Manos como hijos, como dóciles hijos.

Colocarse amorosamente en la Patena Purísima de su Corazón Inmaculado, acogiendo el encargo de Jesús: “He ahí a tu Madre”.[16]

Allí sufrimos el procedimiento del cambio y la purificación, de nuestra conversión, de dejar el hombre viejo para asumir el nuevo, renovado.” [17]

 ¿En qué consiste este procedimiento de cambio y purificación?:

  • Conversión: Dejar el hombre viejo para asumir el nuevo[18], renovado.
  • Purificación: Para una posterior unión mística con el Cordero Inmolado y poder ser presentados al Padre, tenemos que sufrir interiormente una purificación, porque no se presentan al Señor víctimas con manchas y taras. Las víctimas tienen que ser puras. [19]

Esta purificación personal es preparada por manos de una Madre, la Madre de Jesús y Madre nuestra.

Confiadamente, nos colocamos en las manos purísimas de María.

“De mano de mi Madre, en esta Unión Mística Eucarística, en este trato constante conmigo en la Misa, en la Comunión, en la Adoración, en la Reparación, iréis conociendo más y más y día a día mi Amor. Hasta que llegará un momento que se os hará simplemente irresistible.

Adoráis la Preciosa Forma Consagrada, pues en Ella está mi Corazón Ardiente y Palpitante. Y venís a pasar largos ratos Conmigo, en este Corazón transformante, para que Yo os pueda transformar, os vaya transformando en otras antorchas ardientes de Amor eterno, pues se enciende aquí en la tierra y dura para siempre”. [20]

[1] Cfr. I Jn 4,19.

[2] Mensaje de la Virgen del 28 de agosto de 2016 (Tomo IV  de los “Dictados de Jesús a Marga”).

[3] Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2016 (Tomo IV).

[4] Cfr. Mt 11,28.

[5] Mensaje de Jesús del 9 de noviembre de 2012. (Tomo III).

[6] Mensaje de Jesús del 26 de agosto de 2015. (Tomo III).

[7] Mensaje de Jesús del 8 de enero de 2000.

[8] Cfr. Mt 11,25.

[9] Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2016 (Tomo IV).

[10] Cfr. I Jn 2,16.

[11] Cfr. Jr 2,20.

[12] Cfr. Lc 10,18.

[13] Mensaje de Jesús del 23 de diciembre de 2015 (Tomo III).

[14] Mensaje de Jesús del 16 de noviembre de 2015 (Tomo III).

[15] Mensaje de Jesús del 23 de diciembre de 2015 (Tomo III).

[16] Cfr. Jn 19,26s.

[17] Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2016 (Tomo IV).

[18] Cfr. Rm 6,6; Col 3,5-10; Ef 4,22-24.

[19] Cfr. Lv 1,3.10; 3,1.6; 4,3.14.23.28.32; etc

[20] Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2016 (Tomo IV).

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