Consagración al Corazón Eucarístico Maternal de la Virgen María

3.- ¿Cómo trabaja María esa Purificación?

Este proceso de preparación, de purificación, es como una gestación en el vientre de María. Así como el vientre de María fue el Primer Sagrario, donde Jesús se formó, recibió el alimento y la sangre de su Madre, así los que se dejan purificar por Ella nacen de nuevo en su Corazón.

Este “nacer de nuevo” es bíblico. Jesús lo anticipa en el Evangelio en su diálogo con Nicodemo (Jn 3,1ss):

«Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. »

La Virgen María nos explica esa similitud entre la Encarnación de Jesús en su vientre y cómo nosotros debemos dejarnos en las manos de María para que nos transforme en su Purísimo Seno Maternal:

« A Mí Dios me ha dado el poder de transformar y modelar los corazones. Por eso, para venir a asemejaros a la Víctima, Yo os tengo que enseñar cómo ser cordero.

Yo preparé el Cordero para ser inmolado desde el nacimiento, desde la cuna, desde mi vientre. Así quiero que vengáis a morar conmigo. En mi seno. Como lo estuvo Jesús. 

Dios me pidió permiso para encarnarse. Os pide igualmente ahora permiso a vosotros para encarnarse en vosotros. No podéis daros la vida solos. Necesitáis un padre y una madre.[1]

Por eso, se necesita de vuestro consentimiento (para) que el Espíritu Santo haga en vosotros maravillas a través de Mí. Es mi seno donde, a partir de Jesús, habitan las almas. Es mi seno, donde son transformadas. Yo las nutro con mi Sangre. El Espíritu Santo pone la semilla. Por eso el sentido de la Consagración. Os venís a depositar voluntariamente a mis Manos purísimas. Yo en ellas os transformo, cobijándoos en mi Corazón.

Las pruebas que os vienen os las presenta Dios traídas de mi Mano. Yo os aliento en ellas. Se transforman. Se os hacen dulces. Por medio de ellas, en mi seno, venís quedando transformados en verdaderos hijos de Dios. Yo os formo a la manera de su Corazón. En mi Corazón sois llevados a la transformación en otro Corazón Eucarístico de mi Hijo. Cultivo en vosotros todas las virtudes. Os hago “como María”, a semejanza mía. Os hago no querer, salvo su Voluntad Divina en vosotros. Os hago desprenderos de las cosas del mundo y aspirar sólo a las eternas. Con una vida fuerte de piedad y un apostolado intenso.

También en vuestro corazón se clavarán las siete espadas y será un dolor intenso, pero resucitado y transformado en Cristo. Un dolor que no se pase en soledad, sino acompañado de la Madre. No estéis, pues, como hijos huérfanos en el dolor, porque no lo sois.

Todo aquel que quiera vivir la VDCJ, tiene que hacer una Consagración a la Madre Eucarística, porque vivir la VDCJ es prepararse para ser Eucaristía, otros Cristos eucarísticos, y esto se hace en el Seno de la Madre Eucarística, Madre de la Eucaristía.» [2]

Podríamos resumir esta gestación con la frase: Transformados en María, dentro de su Corazón.

Jesús nos da las pautas para avanzar en esta purificación y transformación:

« Esfuérzate por ser cada día como María. Cada cosa que hagas, cada acontecimiento que te ocurra, piensa: ¿Cómo lo haría Ella? ¿Cómo lo viviría Ella? Cuando te levantes por la mañana: ¿cómo se despertaría Ella? Cuando tienes que amar y cuidar a los tuyos: ¿cómo los amaría y cuidaría Ella? ¿Cómo trabajaría Ella? ¿Qué habría en su Corazón durante el día? ¿En qué estarían ocupados sus afectos?, ¿sus pensamientos? Cuando no hablara: ¿Cómo estaría en su interior? ¿Cuál sería su recogimiento? ¿Cómo sería su ocupación de los demás, sus obras de caridad, de apostolado? Pensad que vosotros sois María, sois el Corazón de María. Y así actuad. Tened los mismos sentimientos que tuvo y que tiene el Corazón de María, para Conmigo, para con todos.” » [3]

 

4.- Aceptación previa de la Cruz en nuestra vida

 « Todo este Camino opera en vosotros a través del sufrimiento y de la cruz. Sabes que no podéis acceder a este Camino sin sufrimiento y cruz. Por lo que, muy al inicio y en unión a vuestra Consagración a su Corazón Eucarístico Maternal, ha de venir el aceptar ponerse en la cruz por manos de María.

Ella nos la prepara y hace su labor en ella, luego no tengáis miedo.  Venid sin miedo a este Camino. Es un Camino grandioso del Triunfo, aunque es doloroso en el inicio.

Una vez pasado ese cancel del sufrimiento -en el que, tengo que deciros, muchos se vuelven atrás-, puedo continuar mi labor en vosotros. No antes. Si no atravesáis este cancel, no podréis seguir. Uno puede pasarse toda su vida intentando atravesar este cancel. Otro, puede volar y atravesarlo enseguida.» [4]

 ¿Qué es este Cancel del sufrimiento del que habla Jesús?

Es un paso obligado, una etapa de purificación de la cual ninguno nos libraremos, porque el alma tiene que ser purificada en el crisol del sufrimiento para poder avanzar a la plenitud de Dios.

« Pasaréis todos por el cancel del sufrimiento. Ninguno se librará de él. El sufrimiento es necesario, el sufrimiento libera, el sufrimiento es amor. No soñad vuestra adherencia a Mí como vida libre de sufrimiento.

Más bien al contrario: vedla como sufrimiento entendido según el plan de Dios, ofrecido y puesto para algo.» [5]

La Virgen María es la que prepara a las almas. Ella va poco a poco conduciéndonos por este camino, el Camino del sufrimiento de las almas de los Últimos Tiempos. [6]

«Os preparo con pequeñas pruebas en espera de la Gran Prueba que os está por venir. » [7]

La prueba es gradual, ponderada cuidadosamente para cada alma, en función de su capacidad de sufrimiento y también de la importancia de la misión que esa persona tiene en el Plan de Dios:

« Quiero que sepas hasta qué punto os quiero probados en el crisol del sufrimiento, hasta qué punto. Os quiero probados hasta que digáis: “¡Basta!, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la Vuestra”.

Os quiero purificados, os quiero limpios de todo pecado. Y cuando el alma parece que ha alcanzado la perfección: no, no hasta que pase el cancel del sufrimiento y haya salido vencedora.

Cada uno de vosotros será probado. Estáis en los días. Tanto será probado como sea la magnitud de su misión. A unos les corresponde más, a otros menos, según los dones otorgados. A más sufrimiento, mayor predilección. Por lo tanto, hija, alégrate de sufrir más, de poder sufrir más.» [8]

Pasar el cancel del sufrimiento es entrar a una nueva percepción de la realidad, en la que el alma se encuentra como “adormecida” en el dolor y los sufrimientos, como si hubiese una “morfina” espiritual que, inyectada en el alma, hace que se atenúen los acontecimientos que vive y los perciba con paz, con amor e incluso con gozo.

Dice la Virgen:

 Amada Marga mía: ven y escucha.

(Hace unos días que me veo haciendo lo siguiente: descorro una cortina leve, paso a otra realidad suave, luminosa, grácil y sencilla de recorrer. Sonrío mientras miro alrededor y es una sensación de paz y facilidad en el camino. Es como si atrás hubiera dejado un barullo, y ahora, aquí, se oye ese ruido de atrás como en sordina)

Es el cancel del sufrimiento según Dios. Al atravesarlo, llegas a otra realidad.

No tengas miedo a vivir esto, pues es cómo los mártires vivieron sus sufrimientos por amor. Cómo, en medio de los suplicios, podían sonreír. El amor a Jesús atenuó todos sus sufrimientos. Se los puso así, como tú dices: “en sordina”.

El barullo de la gente pidiendo su muerte aparecía ante ellos como un ruido bajo; lo que oían eran los cánticos celestiales esperando su venida. Y dejaron de buscar entender y preocuparse por qué los demás procuraban su condenación. Tan sólo se dedicaron a agradecérsela. Porque ya atravesando ese cancel, al aceptar sus sufrimientos con paz, Dios se revela a vosotros y sus Ángeles os sostienen.

Dame la mano y atraviesa ese cancel. Tu vida ha de tomar el cariz de “la víctima propiciatoria” para que dé buen fruto.» [9]

Como decía al principio, es éste un Camino nuevo, el Camino del sufrimiento de las almas de los últimos tiempos, es el “Caminito” de Santa Teresita. [10]

 « Qué es el nuevo sufrimiento. Éste es el nuevo sufrimiento para un Tiempo Nuevo. Es un sufrir sin sufrir, es un sufrir en gozo.

¿Alguno sabe lo que es esto? ¿Ha hecho ya la prueba? ¿Ha hecho la prueba que, como Santa Teresita, no poder sufrir en nada porque todo sufrimiento se le ha transformado en gozo? Así es como estaréis.

¿Conocéis la espiritualidad de Santa Teresita? Era un preludio de ésta (espiritualidad) en un Tiempo Nuevo.» [11]

Sta. Teresita escribe: 

Desde hace algún tiempo yo me había ofrecido al Niño Jesús para ser un jueguito, le había dicho que no me  tratase como un juguete caro, que los niños se contentan con mirar sin atreverse a tocarlo, sino como a una pelotita sin ningún valor, que Él podría tirar al suelo, golpear con el pie, agujerear, abandonar en un rincón o bien estrechar entre sus manos si le venía en gana. En una palabra, yo quería divertir al pequeño Jesús”.[12]  

En ese crisol de aparente abandono y desolación, de cruz y sufrimiento, es donde el alma va aniquilando su “ego”,[13] su voluntad humana, para hacer la Voluntad de Dios. Es el milagro del cambio de corazones, el mayor milagro que puede haber.

Nos ofrecemos como Santa Teresita, como pelotitas que se ponen en las manos del Señor y de la Virgen para ser modeladas, purificadas.

 « Que no te importe, hija, que no te importe si unos miran, si otros ven, donde hay y donde no hay. Si juzgan, si escrutínian tu “parecer”, tu “no-parecer”. Si tienen envidia, si no. Si juegan contigo, si te dejan tirada. ¿No eras tú la amada-amante que aquí mismo, en esta Capilla, te ofreciste a ser mi pelotita, para que Yo mismo, Niño y “Caprichoso”, Yo mismo tiro alto, bajo, a ras de suelo, por los aires elevados, a un sitio, a otro, ¡y siempre vas a caer a manos de mi Madre! Y entre Ella y Yo jugamos contigo. ¡Pero mira ese juego! ¡Ah…! a los ojos de los hombres no se entiende. No se entiende… A los ojos de los hombres no se entiende ese juego. Ese juego es el juego de Dios.» [14]

 « Primero os tengo a todos en estas (batallas) espirituales de lidiar con vuestra cruz, de someteros a abandonos y sufrimientos hasta decir: “¡Basta! No puedo más”, y seguir pudiendo conmigo, aceptando todo, todo, y todo lo que Yo quiera mandaros. Aniquilando así vuestro ser y vuestros gustos. Siendo los depositarios y portadores de los gustos de Dios en vuestras vidas. Sin importaros ni blanco ni negro, y queriendo más bien sufrir, sufrir y sufrir por Cristo.» [15]

En este camino, en apariencia duro, que requiere de una confianza y un amor inquebrantable, la cruz es escándalo para los judíos y necedad para los gentiles[16], Jesús nos invita, nos anima:

« Pasad este cancel del sufrimiento y atravesad la puerta. Lo que os espera después es un vergel, banquete de vinos generosos. No tengáis miedo y atravesad el cancel del sufrimiento conmigo. » [17]

[1] Como necesitamos un padre y una madre para nacer a esta vida de la tierra, necesitamos a Dios como Padre y a María como Madre para ser engendrados y nacer a la Vida sobrenatural.

[2] Mensaje de la Virgen del 10 de marzo de 2017 (Tomo IV).

[3] Mensaje de Jesús del 17 de septiembre de 2015 (Tomo III).

[4] Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2016 (Tomo IV).

[5] Mensaje de la Virgen del 22 de enero de 2011 (Tomo II).

[6] Mensaje de la Virgen del 17 de septiembre de 2008 (Tomo II).

[7] Ibid.

[8] Mensaje de Jesús del 28 de septiembre de 2009 (Tomo II).

[9] Mensaje de la Virgen del 17 de abril de 2011 (Tomo II).

[10] Santa Teresita de Lisieux, en “Historia de un Alma”, donde define su “Caminito”.

[11] Mensaje de Jesús del 5 de octubre de 2015 (Tomo III).

[12] Santa Teresita en “Historia de un alma”. Ms. A. Cap. VI, Ed. Monte Carmelo 1984, Pág. 171.

[13] Cfr. Lc 9,23.

[14] Mensaje de Jesús del 4 de diciembre de 2014 (Tomo III).

[15] Mensaje de la Virgen del 26 de agosto de 2015 (Tomo III).

[16] 1 Co 1,23.

[17] Mensaje de Jesús del 7 de diciembre de 2010 (Tomo II).

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