Sexta Instrucción: obedecer a la Iglesia Católica.

El Primer Viernes de agosto de 2020, el Sagrado Corazón de Jesús, dio un mensaje urgente para la Iglesia de España, extrapolable a todas las iglesias del mundo.

Es un mensaje duro y directo, porque dura también es la realidad que estamos viviendo y cómo está afectando a nuestra vida eclesial y sacramental.

La primera advertencia que da Jesús es que toda Palabra de Dios, hay que escucharla en oración y ponerla en discernimiento, idealmente ante el Sagrario. Ahí Jesús nos desvelará el significado profundo de su mensaje y “limpiará” nuestra vida de numerosos preceptos y pensamientos humanos que tenemos arraigados en nuestra mente y corazón, adecuando nuestro pensar y sentir, con el pensar y sentir de Dios:

He aquí que vengo y me manifiesto por esta pequeña escribiente. Ella escribe. Vosotros escuchad.

Si encontráis algo que no se ajusta a lo que pensáis, hablad Conmigo. Ella no interpreta este Mensaje. Sólo lo da de mi parte.[1]

El mensaje hace relación a la situación vivida durante la pandemia en España, pero cuya realidad es extrapolable a lo acontecido en muchas partes del mundo: cierre de iglesias cuando más necesaria es la oración de los fieles, privación de la Eucaristía y de la Comunión cuando más necesario es el alimento espiritual para fortalecer las almas ante el sufrimiento, el miedo, la desesperanza, negación de los sacramentos y abandono en muchos lugares de la posibilidad de confesión y la unción de enfermos, que son tan necesarios para que, ante el temor de la muerte, las almas encuentren el descanso espiritual que pueda confortar el posible tránsito de esta vida a la vida con Dios.

“Resulta que, en contra del sentir popular, habéis decidido que, en tiempos de necesidad, de crisis y de enfermedad, debéis negar la Eucaristía y los Sacramentos a mis almas.

Contra toda lógica incluso humana y a nivel sólo material, decidís que se cierra la Fuente cuando las almas tienen más sed. [2]

Y opináis que vosotros, sin atender a las órdenes de Dios, sois dios que manda y dios que obliga a ciertas cosas que no son más que preceptos humanos: los vuestros.

Cargáis sobre mis fieles el estigma de la “desobediencia a la Iglesia”, [3] cuando vosotros, sin estar en Comunión con la Iglesia y con su Doctrina, no sois la Iglesia, la Iglesia Católica”. [4]

Jesús proseguía el mensaje del primer viernes de agosto con un alegato en defensa de la Eucaristía, como pilar y fundamento de la Iglesia:

“Quizás queréis fundar una nueva. Pero no es la Católica.

Una nueva en la que la Eucaristía será el asunto menos importante a tratar, lo que menos importa, pues hay más cosas y más importantes de las que ocuparse.

Los problemas os llueven y os lloverán más. A todos los niveles.

Porque estáis desobedeciendo a Dios y a su Doctrina y estáis intentando sobrevivir del ataque que sufrís, agradando a los hombres. Y resulta que agradar a los hombres es atacar a Dios. [5]

Pensad que la Iglesia se mueve alrededor de la Eucaristía. Y que sin Eucaristía no habrá Iglesia.[6]
Yo he dicho que me quiero quedar entre vosotros. Estoy con vosotros. ¿No me defendéis? ¿No hacéis que toda vuestra vida gire en torno a la Presencia Eucarística en vuestras iglesias, en vuestros templos?” [7]

Jesús hace una llamada a obispos y sacerdotes, pero también a todos los fieles, a que miremos en nuestro interior y veamos donde hemos puesto nuestro corazón, si en las cosas del Cielo o en las del mundo:

“No habéis dejado de reuniros. No habéis dejado de comer entre vosotros, porque lo veis importante y necesario.

Sí habéis dejado de repartirme entre mis fieles.

Éste es mi Mensaje para los Obispos y Sacerdotes que creen que pueden hacer una Iglesia a su medida, saltándose cada norma de la Iglesia Católica como les place y les conviene.

¡No estáis actuando bien!

¡Recapacitad!

¡Volved a vuestros orígenes!

No obliguéis a mis fieles a obedecer a vuestros caprichos y a vuestras teorías humanas. Ellos no están obligados a obedecer a unos Obispos, a unos Sacerdotes o Párrocos o Cardenales que no están en Comunión con la Iglesia Católica.

El Obispo, Párroco o Sacerdote solo, no es la Iglesia.

Dejad de procurar hacer una Iglesia a vuestra medida, y haced la Iglesia de Dios.
He dicho y es Palabra de Dios.” [8]

De nuevo, el Corazón de Jesús vuelve a sentir los sufrimientos de la Pasión en el comportamiento de muchos católicos:

“Hoy, Primer Viernes de agosto, mi Corazón sufre, sufre de Dolor, porque los nuevos Judas traicionan a su Maestro y porque la Comunión sacrílega se extiende en mi Iglesia alentada por ellos.” [9]

Con la excusa del Covid-19 y el temor al contagio, se han impuesto en muchos países, diócesis y parroquias, comportamientos y modas que profanan, ofenden al Señor y van en contra del Magisterio de la Iglesia.

Muchos sacerdotes se niegan a dar la Comunión en la boca por temor a la pandemia y argumentan que es obediencia a la Iglesia. Y los fieles ingenuos y desconocedores de la realidad les creen y hasta les alientan en algunos casos. ¿Realmente se está obedeciendo a la Iglesia?

En relación a la comunión en la mano o en la boca, el tema está suficientemente tratado en el documento ¿Cómo comulgar en época de pandemia? Por Ángel María Rojas, S.J. que puede consultarse en nuestra página web:

http://vdcj.org/noticias/como-comulgar-en-epoca-de-pandemia/

En un mensaje profético del 2015, Jesús advertía para evitar profanaciones y sacrilegios:

“¿Por qué no ponen como medida mis ministros que se comulgue en la boca, y que se consuma antes de desaparecer de la vista del sacerdote? No lo ponen como medida, o bien porque no se atreven, o bien porque saben bien que así fomentan (colaboran a) los sacrilegios.” [10]

[1] Mensaje de Jesús del 7-8-2020

[2] Cfr. Jn 7,37s.; Mt 23,13

[3] Hay párrocos y obispos que dicen que desobedecerles a ellos es desobedecer a la Iglesia Universal.

[4] Mensaje de Jesús del 7-8-2020. Cfr. Constitución sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II. 18; 20; 22; 23; 25; 37.

[5] Cfr. Mt 6,24; Gal 1,10; Jn 12,43; Ef 6,6

[6] Cfr. Juan Pablo II, Encíclica Ecclesia de Eucharistia, 3; 7; 11; 21; 31; 33; 51. Decreto Presbyterorum Ordinis, del Concilio Vaticano II, 5; 14. Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: “sin sacerdotes no hay Eucaristía y sin Eucaristía no hay Iglesia”. (Simposio Teológico del I Congreso Eucarístico y Mariano de Lima (CEM 2010).
Cardenal Henri de Lubac: “La Eucaristía hace la Iglesia, y la Iglesia hace la Eucaristía”. (Meditation sur l`Eglise, París, 1968, p. 101). Joaquín Ferrer Arellano: “La Eucaristía hace la Iglesia”. (Scripta theologica: revista de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, ISSN 0036-9764, Vol. 33, Fasc. 1, 2001, págs. 243-258).

[7] Mensaje de Jesús del 7-8-2020

[8] Mensaje de Jesús del 7-8-2020

[9] Mensaje de Jesús del 7-8-2020

[10] Mensaje de Jesús del 22-11-2015. Reinado Eucarístico. Tomo III

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