Mensaje de Jesús del 06 – 10 – 2020

Jesús:

Sí, te dicen los tuyos: “¡Y esta vez no nos quedemos callados, como la otra vez! Están los ojos puestos en nosotros, esperando que digamos algo”.

¡Ah!… ¿Y resulta que “no hemos dicho nada”?

Acabamos de publicar un documento con “las Instrucciones precisas[1] sobre lo que hay que hacer ahora. ¿Y no hemos dicho nada?

Yo hablé en medio de la pandemia, rasgando mi Corazón, abierto para vosotros, y os mostré mi Dolor con forma de cariñoso “Lamento y Regaño”. ¿Y no he dicho nada?

¿Quisieran, acaso, que me mostrara como el Juez destructor -que no Soy- para tenerlos contentos?

Hay gente que lee las “Instrucciones” y piensa: “Bien, pero esto no es a lo que debo dar difusión”. Esperan otra cosa. No sé qué esperan, cuando os he dicho que la guerra debe ser espiritual y las armas que debéis esgrimir son la conversión, el espíritu eminentemente eucarístico en una Defensa abierta del Culto y de la Adoración de la Eucaristía.

No sé qué esperan.

¡Oh, Jesús!, yo tampoco lo sé. Me asombra que les parezca poco o nada.

Os dije que atendierais a vuestros hermanos. Os dije que no me dejarais solo. ¿Cuántos lo hicisteis? Y aún buscabais en los escritos algo que hacer ahora, alguna instrucción.

Hay gente que leerá todas esas instrucciones y aún se preguntará: “¿Qué debemos hacer, Marga?”

A estas personas no les digas nada. Diles que ya está escrito.

Esperan que les digas algo con respecto a sus pertenencias y su vida material. Algo del tipo: “Vended todo, sacad vuestro dinero del Banco, pues va a haber un “corralito”, e iros a vivir a esta localidad, que será protegida del Desastre. Vosotros y vuestras familias. Es la hora de iros al “bunker” y protegeros de lo que viene, terremotos, pestes, epidemias…”

¿Y Yo? Pero si lo que tenéis que hacer es acompañarme en mi Pasión. Lo que tenéis que hacer es a modo espiritual. Es uniros a Mí. Y preocuparos y ocuparos de vuestros hermanos.

Habláis de cambio material. No pensáis en el cambio espiritual.

Es un trabajo muy profundo y arduo de conversión el que tenéis que realizar.

Muchos no estáis dispuestos.

Hijos míos, no queréis ver que, si no os convertís,[2] el mundo será destruido.

Primero os autodestruiréis y luego la Mano de Dios caerá con fuerza sobre vosotros.

Y buscáis otras cosas que hacer, pero tan sólo debéis buscar la conversión.

Debéis buscar que el demonio salga de vuestra vida y del dominio que tiene sobre ella.

Eso sólo se consigue con una vida seria de piedad y austeridad, con una vida de caridad y amor al prójimo.

[1] En nuestra web “Instrucciones del Cielo para el Reino Nuevo”.

[2] Cfr. Lc 13,3.5.

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